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Pensando de un CIERTO MODO (Capítulo VIII de La Ciencia de Hacerse Rico, por Wallace Wattles)

Capítulo VIII
Pensando de un CIERTO MODO

VUELVA al capítulo IV y lea otra vez la historia del hombre que formó una imagen mental de su casa, y usted conseguirá una clara idea del paso inicial para enriquecerse. Usted debe formarse una imagen mental clara y definida de lo que usted quiere; no puede transmitir una idea, a no ser que la tenga usted mismo. Debe tenerla antes de que pueda incorporarla; y muchas personas no logran impregnar e impresionar a la SUSTANCIA PENSANTE porque tienen sólo una vaga y brumosa idea de las cosas que ellos quieren hacer, tener, o convertirse. No es suficiente que usted tenga un deseo general de la riqueza "para hacer el bien con ella"; todos tienen ese deseo.

No es suficiente que usted tenga el deseo de viajar, ver cosas, vivir más, etc.;todos tienen esos deseos también.

Si usted fuera a enviar un mensaje sin hilos a un amigo, no enviaría las letras en su orden alfabético, y lo dejaría construir el mensaje a él; tampoco tomaría palabras del diccionario al azar. Usted enviaría una oración coherente; que signifique algo. Cuando usted intenta impregnar su deseo en la SUSTANCIA, debe recordar que esto debe ser hecho por medio de una declaración coherente; usted debe saber lo que quiere, y ser definido. Usted no puede enriquecerse, o comenzar a poner su poder creativo en acción, si envía mala información y vagos deseos.

Acérquese a sus deseos tal como el hombre que he descrito cuando se acercó a su casa; vea sólo lo que usted quiere, y consiga una clara imagen mental de ello, tal como usted desea que luzca cuando lo consiga. Usted debe tener continuamente en su mente esta clara imagen mental, como el marinero tiene su mente fija en el puerto hacia el que él navega con su barco; debe mantener su cara hacia esa imagen todo el tiempo. Usted no debe perderla de vista, como el timonel no pierde de vista la brújula.

No es necesario hacer ejercicios de concentración, ni establecer momentos especiales para la oración y la afirmación, ni "entrar en meditación", ni hacer trucos ocultos de ninguna clase.

Esas cosas son buenas, pero todo que usted necesita es saber lo que usted quiere, y desearlo con la suficiente fuerza como para que esto se mantenga en sus pensamientos.

Pase el tiempo libre que usted pueda en la contemplación de su imagen, pero nadie tiene que hacer ejercicios para concentrar su mente en una cosa que él quiere realmente; las cosas de las que usted realmente no se preocupa son las que requieren el esfuerzo de fijar su atención en ellas. Y como usted realmente quiere enriquecerse, para que el deseo sea lo bastante fuerte para sostener sus pensamientos dirigidos al objetivo –como el poste magnético sostiene la aguja de la brújula– valdrá la pena el intento de realizar las instrucciones dadas en este libro.

Los métodos que pondré en juego de ahora en adelante son para la gente cuyo deseo de riqueza es lo bastante fuerte para vencer la pereza mental y la cosa fácil, y hacerlos trabajar. Cuanto más clara y definida tenga usted su imagen, y más usted ande sobre ella, recalcando todos sus encantadores detalles, su deseo será mayor; y cuanto mayor sea su deseo, más sencillo será sostener su mente fija sobre la imagen que usted quiere.

Sin embargo, es necesario algo más que simplemente ver la imagen con claridad. Si eso es todo lo que usted hace, usted es sólo un soñador, y tendrá un poder pequeño –o ninguno– para el logro.

Detrás de su imagen clara debe estar el objetivo de realizarlo; y de recibirlo en una expresión tangible. Y detrás de ese objetivo debe haber una FE invencible y firme de que la cosa ya es suya; que está "al alcance de la mano" y usted sólo tiene que tomar posesión de ella.

Viva en la nueva casa mentalmente, antes de que esto tome forma alrededor de usted físicamente. En el reino mental, entre inmediatamente en el placer total de las cosas que usted quiere.
"Todas las cosas que pidan cuando oren, crean que las recibirán, y las tendrán",dijo Jesús.

Mire las cosas que usted quiere como si estuvieran en realidad alrededor de usted todo el tiempo; véase usted mismo en la posesión y la utilización de la cosa. Utilícelas con su imaginación tal como usted las usará cuando sean sus bienes tangibles. Pasee sobre su imagen mental hasta de que sea clara y distinta, y luego tome la ACTITUD MENTAL de PROPIEDAD hacia todo lo que hay en aquella imagen. Tome posesión de ello en mente, con la fe absoluta de que eso será en realidad de usted. Cumpla con esta actitud de propiedad mental; no renuncie ni durante un instante a la fe de que eso es la verdad. Y recuerde lo que ha sido dicho en un capítulo anterior sobre la GRATITUD; esté tan agradecido de ello todo el tiempo como usted espera estarlo cuando haya tomado forma.

El hombre que sinceramente puede agradecer a Dios por las cosas que él posee aún sólo en la imaginación, tiene fe verdadera.

Él se enriquecerá; él conseguirá la creación de lo que él quiere.

Usted no tiene que orar repetidamente por las cosas que quiere; no es necesario decírselo a Dios todos los días. No emplees repeticiones vanas como hace el pagano –dijo Jesús dijo a sus discípulos– porque el Padre conoce las necesidades antes que le pidan.

Su cometido es formular inteligentemente el deseo de las cosas necesarias para una vida más plena, y conseguir este deseo dentro de un todo coherente; y luego impregnar con este DESEO COMPLETO sobre la SUSTANCIA SIN FORMAR, que tiene el poder y la voluntad para traerle lo que usted quiere.

Usted no logrará esta impresión repitiendo las palabras; usted lo conseguirá sosteniendo la visión en el OBJETIVO firme de lograrlo, y con la FE firme de que lo logrará. La respuesta a la oración no es según la fe que demuestra mientras habla, sino según su fe mientras usted trabaja.

Usted no puede impregnarse en la mente de Dios si sólo le dedica un sábado para decirle lo que usted quiere, y lo olvida durante el resto de la semana. Usted no puede impresionarlo si sólo tiene algunos horarios especiales para entrar en un armario a orar y luego borra de su mente lo que usted quiere hasta que sea de nuevo la hora de la oración. El rezo oral es bastante bueno, y tiene su efecto, más que nada sobre usted, en la clarificación de su visión y en el refuerzo de su fe; pero no es con sus peticiones orales que usted conseguirá lo que quiere.

Para enriquecerse usted no necesita sólo una hora de dulce oración; usted tiene que orar sin cesar. Y por oración quiero significar: visualizar todo el tiempo la imagen de lo que usted quiere, con el objetivo de causar su creación en una forma sólida, y con la fe de que usted lo está haciendo así. “Crean y lo recibirán”.

Todo el asunto se enfoca en recibir, una vez que usted ha formado su visión con claridad. Cuando usted la ha formado, está bien hacer una declaración oral, dirigiendo al SUPREMO una oración reverente; y a partir de ese momento, en su mente, recibir aquello que usted está pidiendo. Viva en la casa nueva; lleve ropa fina; pasee en el coche; haga en viaje y planee para hacer viajes más grandes. Piense y hable de todas las cosas por las que usted ha pedido como si ya fuera una propiedad suya, real y presente. Imagínese un ambiente, y una condición financiera exactamente como usted las quiere, y viva todo el tiempo en aquel ambiente imaginario y con esa condición financiera.

Piense, sin embargo, que usted no hace esto como un mero soñador y constructor de un castillo; crea con la FE de que lo imaginado será realizado, y con el OBJETIVO de realizarlo. Recuerde que es la FE y el OBJETIVO en el empleo de la imaginación lo que hace la diferencia entre el científico y el soñador.

Y habiendo aprendido este hecho, es aquí donde usted debe aprender el empleo apropiado de la VOLUNTAD.

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