
Cuando trabajaba con Stone, un día me dijo: «Quiero que te propongas una meta tan grande que cuando la consigas, rompa todos tus esquemas mentales y sepas que la habrás conseguido sólo gracias a lo que te he enseñado». En aquel entonces granaba unos ocho mil dólares anuales, así que dije: «Voy a manifestar eso, me lo voy a creer, voy a actuar como si fuera cierto y a liberar este pensamiento». Y así lo hice.
Una de las cosas que me enseñó fue a cerrar los ojos y a visualizar las metas como si ya las hubiera conseguido. Había impreso un billete de cien mil dólares y lo había pegado en el techo. Lo primero que veía por la mañana al abrir los ojos era el billete de cien mil dólares y lo había pegado en el techo. Lo primero que veía por la mañana al abrir los ojos era el billete y era un recordatorio de mi propósito. Luego cerraba los ojos y visualizaba el estilo de vida con ese sueldo.
Curiosamente, no pasó nada importante durante casi un mes. No tuve ninguna idea decisiva, nadie me ofrecía dinero.
Cuando ya casi había transcurrido el mes, tuve una idea de cien mil dólares. Se me ocurrió de repente. Tenía un libro que había escrito y pensé: «Si puedo vender cuatrocientos mil ejemplares de mi libro a veinticinco centavos de dólar cada uno, eso sumará cien mil dólares». Ahí estaba el libro, pero jamás se me había ocurrido eso antes. (Uno de los secretos es que cuando tienes una idea inspirada tienes que confiar en ella y ponerla en práctica). No sabía cómo iba a vender cuatrocientos mil ejemplares.
Luego vi el National Enquirer en el supermercado. Lo había visto millones de veces, estaba al fondo de la estantería de revistas. De pronto, lo vi resaltado como si estuviera entre las primeras. Pensé: «Si los lectores supieran de mi libro, seguro que habría cuatrocientas mil personas que lo comprarían».
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Mi editor me mandó un cheque por los derechos de autor de nuestro primer libro Sopa de pollo para el alma. Y dibujó una sonrisa en su firma, porque era el primer cheque que había hecho por esa cantidad.
Así que lo sé por experiencia propia, porque quise probarlo. ¿Funciona realmente la Ley de Atracción? Nosotros lo pusimos a prueba. Funcionó y ahora lo vivo cada día.
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