Trata de abrirle la puerta a la abundancia tú solo. Si está atorada, la ayuda vendrá del otro lado. ¿Cómo abrirá la puerta el otro lado? Hay una cantidad de posibilidades, pero no todas te corresponden a ti. He aquí algunos de los factores que detienen tu corriente de abundancia. Primero haremos una lista de ellos, luego los discutiremos.
1. Lo que tú estás creando no se necesita.
2 De lo que tú estás creando, no estás creando lo suficiente.
3 Tú no estás siendo creativo.
4. Tú piensas que no estás siendo creativo.
5. Tú piensas que lo que creas no tiene valor.
Examinemos el primer factor. Nadie desatará alguna vez el flujo de abundancia vendiéndoles hielo a los esquimales. La cosa que creamos debe ser de utilidad. Satisfaciendo una necesidad nos volvemos creadores. Si esto suena como trillado, es porque lo es.
Otro error que cometemos con frecuencia es pensar que estamos siendo creativos cuando realmente estamos sólo jugueteando en el proceso creativo. A un hombre le gustaba la poesía. Escribía un poema más o menos cada mes. Su poesía nunca fue aceptada para su publicación; él se preguntaba por qué. Luego asistió a una lectura de poesía por un poeta publicado y descubrió su error: el verdadero poeta pasaba de seis a ocho horas al día escribiendo y perfeccionando su poesía. El hombre sólo pasaba unas cuantas horas cada mes: difícilmente hacía un genuino esfuerzo creativo.
Una tercera forma de equivocarse respecto a la creatividad es ocuparse de una actividad que podría de vez en cuando resultar provechosa, pero que realmente no hace del mundo un mejor lugar. La persona que pasa la mayor parte de su tiempo apostando a juegos de azar puede ganarse unos pesos rápidamente, pero ciertamente no está haciendo nada real. Del mismo modo, la persona que pasa su tiempo jugando en la bolsa de valores puede resultar muy alta financieramente, pero su conexión con el otro lado sufrirá.
Un cuarto obstáculo puede ser el hecho de que las personas que están siendo creativas menosprecian lo que están haciendo como insignificante y no creativo. Una mujer era camarera porque eso fue lo único que pudo encontrar. Lo detestaba. Sentía que estaba desperdiciando su habilidad creativa. Una noche, una cliente le recordó la necesidad de pensar positivamente y la importancia de buscarle el lado creativo a todo lo que hacemos. La mujer pronto empezó a servir mejor a la gente, ganaba más propinas, y disfrutaba más de su trabajo.
Con el tiempo la hicieron subgerente y luego le ofrecieron un empleo en un hotel cercano donde llegó a ser subgerente del departamento de promoción de banquetes.
Por último, hay personas que se reconocen como creativas pero que menosprecian el valor de lo que crean.
Un hombre, después de trabajar para un fabricante de perfumes, decidió entrar al negocio por su cuenta. Estaba inseguro de su producto, así es que mantenía bajo el precio. Su primera línea fue elegida pronto por algunos grandes distribuidores debido a su bajo precio. Pero el perfume se quedaba en las vitrinas, sin venderse. Todos sus contratos de negocios estaban de acuerdo en que era un buen perfume, pero nadie respondía a la venta.
Al hombre se le ocurrió una idea. Hizo que una de las tiendas de departamentos triplicara el precio; inmediatamente las ventas estuvieron en auge. Otros distribuidores siguieron el ejemplo y elevaron el precio. El hombre se volvió exitoso sólo después de que elevó el valor de lo que estaba creando.
Cinco puertas cerradas con llave que deben ser abiertas para crear abundancia.
1. Lo que tú estás creando no se necesita.
2 De lo que tú estás creando, no estás creando lo suficiente.
3 Tú no estás siendo creativo.
4. Tú piensas que no estás siendo creativo.
5. Tú piensas que lo que creas no tiene valor.
Examinemos el primer factor. Nadie desatará alguna vez el flujo de abundancia vendiéndoles hielo a los esquimales. La cosa que creamos debe ser de utilidad. Satisfaciendo una necesidad nos volvemos creadores. Si esto suena como trillado, es porque lo es.
Otro error que cometemos con frecuencia es pensar que estamos siendo creativos cuando realmente estamos sólo jugueteando en el proceso creativo. A un hombre le gustaba la poesía. Escribía un poema más o menos cada mes. Su poesía nunca fue aceptada para su publicación; él se preguntaba por qué. Luego asistió a una lectura de poesía por un poeta publicado y descubrió su error: el verdadero poeta pasaba de seis a ocho horas al día escribiendo y perfeccionando su poesía. El hombre sólo pasaba unas cuantas horas cada mes: difícilmente hacía un genuino esfuerzo creativo.
Una tercera forma de equivocarse respecto a la creatividad es ocuparse de una actividad que podría de vez en cuando resultar provechosa, pero que realmente no hace del mundo un mejor lugar. La persona que pasa la mayor parte de su tiempo apostando a juegos de azar puede ganarse unos pesos rápidamente, pero ciertamente no está haciendo nada real. Del mismo modo, la persona que pasa su tiempo jugando en la bolsa de valores puede resultar muy alta financieramente, pero su conexión con el otro lado sufrirá.
Un cuarto obstáculo puede ser el hecho de que las personas que están siendo creativas menosprecian lo que están haciendo como insignificante y no creativo. Una mujer era camarera porque eso fue lo único que pudo encontrar. Lo detestaba. Sentía que estaba desperdiciando su habilidad creativa. Una noche, una cliente le recordó la necesidad de pensar positivamente y la importancia de buscarle el lado creativo a todo lo que hacemos. La mujer pronto empezó a servir mejor a la gente, ganaba más propinas, y disfrutaba más de su trabajo.
Con el tiempo la hicieron subgerente y luego le ofrecieron un empleo en un hotel cercano donde llegó a ser subgerente del departamento de promoción de banquetes.
Por último, hay personas que se reconocen como creativas pero que menosprecian el valor de lo que crean.
Un hombre, después de trabajar para un fabricante de perfumes, decidió entrar al negocio por su cuenta. Estaba inseguro de su producto, así es que mantenía bajo el precio. Su primera línea fue elegida pronto por algunos grandes distribuidores debido a su bajo precio. Pero el perfume se quedaba en las vitrinas, sin venderse. Todos sus contratos de negocios estaban de acuerdo en que era un buen perfume, pero nadie respondía a la venta.
Al hombre se le ocurrió una idea. Hizo que una de las tiendas de departamentos triplicara el precio; inmediatamente las ventas estuvieron en auge. Otros distribuidores siguieron el ejemplo y elevaron el precio. El hombre se volvió exitoso sólo después de que elevó el valor de lo que estaba creando.
Cinco puertas cerradas con llave que deben ser abiertas para crear abundancia.
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